miércoles, 25 de enero de 2012

MADE IN JAPAN: SHABU-SHABU


El Shabu-Shabu es mucho más que una alternativa al shushi, es un plato con protagonismo propio que bien merece ocupar el eje central de una comida o una cena en buena compañía.


Hoy se conoce como Shabu-Shabu a la evolución de un plato que se remonta al s. XIII, durante el reinado de Genghis Khan, quien lo ideó para alimentar a sus ingentes tropas con una comida muy sencilla de preparar y a la vez, nutritiva. El procedimiento era el siguiente: en torno a una olla puesta al fuego y que contenía agua, se sentaba un grupo de soldados que sumergían finas tiras de carne, sujetándolas con palillos, para luego comérselas.


Durante el mismo s. XIII, por medio de los emigrantes mongoles, el plato se introdujo en China durante el Imperio de la dinastía Thang y comenzó a evolucionar al añadirle al agua, a parte de la carne, verduras y otros productos que variaban según la región. Recibió el nombre de Shuan Yang Rou, propagandose por toda Asia hasta llegar a Japón. La versión original del Shabu-Shabu en Japón se llama Sukiyaki que, en apariencia es igual pero que, se diferencia totalmente del Shabu-Shabu al resultar menos sabroso y más dulce.


El Shabu-Shabu apareció en Japón a principios del s.XX, con la apertura en Osaka del restaurante japonés Suehiro (Eirakucho Suehiro Honten, en japonés) cuyo dueño registró el nombre de Shabu-Shabu como marca comercial en 1955. Hoy día, es un plato que se ha extendido por gran parte de Asia, Europa y América.


La carne, de buey, se presenta cortada en filetes muy finos. Enfrente de cada comensal, se colocan dos cuencos con salsa: una oscura, mezcla de vinagre y salsa de soja  y, otra blanquecina, hecha a base de aceite de sésamo. Cada comensal coge una pieza de carne con los palillos y la introduce en el líquido sin soltarla. Una vez se hayan hecho (muy poco tiempo) se coloca la carne en uno de los dos cuencos que contiene salsa, escogiendo la verdura que más nos apetezca y poniéndola sobre la carne. Yo, personalmente, le pongo un poco de arroz del bol que siempre pido a parte. La descripción de las sensaciones al degustar semejante bocado, os la dejo a vosotros para cuando os animéis a probarlo.


Cuando se acabe la carne, se le pueden pedir al restaurante (si ellos no lo ofrecen), unos tallarines para comérselos a modo de sopa, con el caldo y la verdura que haya sobrado. En Madrid, podréis disfrutar de esta maravilla culinaria en el restaurante DONZOKO, en la Calle Echegaray nº 3.




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